Si bien Corea en el siglo XII no era precisamente un hervidero de actividad artística como lo sería siglos después, aún albergaba a maestros que dejaban su huella en la historia del arte. Entre ellos destacaba Hwado, un artista cuya obra, aunque escasa, nos brinda una ventana fascinante a la espiritualidad y estética del periodo Goryeo.
Su “Seated Bodhisattva” (Bodhisattva Sentado), tallado en madera de cedro con una meticulosidad que raya en lo sublime, no busca impresionar con detalles excesivos ni poses dramáticas. Más bien, se nos presenta como una invitación a la quietud y la contemplación, un recordatorio tangible del poder de la serenidad interior.
El Bodhisattva, figura central en el budismo mahayana, representa la compasión universal y la búsqueda constante de la iluminación para el beneficio de todos los seres. La escultura, sin embargo, no busca retratar a un ser divino inalcanzable, sino a una figura humana impregnada de serenidad. Su postura, con las piernas cruzadas y la espalda recta, transmite una profunda calma interior.
Las manos, ligeramente inclinadas hacia el pecho en posición de “dhyana mudra” (gesto de meditación), sugieren un estado de paz profundo. La mirada baja, casi meditativa, parece penetrar nuestro propio ser, invitándonos a buscar dentro de nosotros mismos la misma quietud y sabiduría que él ha alcanzado.
La belleza de esta escultura radica precisamente en su sencillez. No hay ornamentación excesiva, ni expresiones faciales exageradas.
Elemento | Descripción |
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Rostro | Redondeado y sereno, con pómulos prominentes y labios ligeramente curvados en una sonrisa sutil. |
Ojos | Semi-cerrados, pero llenos de una profunda sabiduría y compasión que parece traspasar el tiempo. |
Ropaje | Simple y elegante, consiste en una túnica larga y plisada que cae sobre sus hombros. La tela se adapta al cuerpo con naturalidad, destacando la postura erguida del Bodhisattva. |
Las arrugas delicadas alrededor de los ojos sugieren años de contemplación profunda, mientras que su cabello recogido en un moño alto nos habla de una vida dedicada a la disciplina espiritual.
La superficie lisa y pulida de la madera de cedro realza aún más la belleza serena de la escultura. La técnica del artista es impecable: cada curva, cada pliegue en la ropa, cada línea sutil del rostro, ha sido tallada con una precisión casi imposible de alcanzar.
¿Qué nos revela “Seated Bodhisattva” sobre el arte Goryeo?
La escultura de Hwado no solo es un ejemplo sublime de la maestría artística del período Goryeo, sino que también nos ofrece una valiosa ventana a las creencias y aspiraciones espirituales de la época. El budismo era la religión dominante en Corea durante el siglo XII, y la escultura de Bodhisattva refleja la profunda devoción y respeto que los coreanos sentían por esta figura central en su fe.
A través de este artefacto podemos apreciar cómo se fusionaban las técnicas escultóricas con los ideales budistas. La simplicidad y la belleza serena de la obra reflejan la búsqueda de la iluminación, el desapego material y la compasión universal que caracterizaban a esta rama del budismo.
La escultura también nos muestra la importancia de la serenidad y la contemplación en la vida espiritual de los coreanos. El Bodhisattva sentado invita a la reflexión, a buscar la paz interior y a conectar con nuestra propia naturaleza búdica.
Un legado silencioso que resuena en el tiempo.
Aunque poco se sabe sobre Hwado, su “Seated Bodhisattva” sigue siendo una obra maestra que nos cautiva por su belleza serena y espiritualidad profunda. La escultura es un testimonio de la maestría artística del periodo Goryeo y una invitación a la contemplación, a buscar la paz interior y a conectar con nuestra propia naturaleza búdica.
Es como si Hwado hubiera capturado en madera el silencio mismo, la esencia intangible de la iluminación, invitándonos a participar en su viaje hacia la comprensión del universo y nosotros mismos.
Un dato curioso: Algunos expertos creen que esta escultura puede haber sido parte de una figura mayor, pero lamentablemente la historia se ha perdido en el tiempo. ¡Imaginen qué otras maravillas podrían habernos dejado los artistas Goryeo!